Más allá de la promoción que medios corporativos nacionales le dieron a la entrevista que el periódico español El Mundo le hizo hace unos días a Ernesto Zedillo Ponce de León, quien volvió a lanzar críticas por lo que considera una falta de democracia, de libertades y el autoritarismo que dice hay en el país, el diario de ultraderecha omitió preguntar sobre las atrocidades cometidas durante el mandato de ese expresidente priista, como las masacres de indígenas en Acteal, Aguas Blancas, El Charco y El Bosque; los vínculos del exmandatario con el narcotráfico, que por conducto de su esposa Nilda Patricia, su suegro y sus cuñados, mantuvieron negociaciones con los hermanos Amezcua Contreras, líderes del cártel de Colima, la tierra de la familia política del exmandatario.
Sin credibilidad alguna y con un mínimo de interés social, Zedillo debería explicar los vínculos de su exsecretario particular, el también priista Liévano Sáenz, con el Cártel de Juárez, y el financiamiento del narcotráfico a su campaña presidencial, según se revela en expedientes militares y de la PGR; tampoco habla de los perdones fiscales que durante su presidencia la Secretaría de Hacienda, a cargo de José Ángel Gurría, le otorgó a empresas de los hermanos Zedillo; menos quiere mencionar las privatizaciones ferroviarias, petroleras y eléctricas que él impulsó; o el tema del Fobaproa, con el cual el gobierno federal endeudó a la nación hasta el año 2050, para salvar a banqueros y empresarios corruptos. Es decir, El Mundo le hizo una entrevista a modo para que Zedillo se luciera y golpeara al gobierno de izquierda de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Después de que se dieron a conocer las declaraciones de Zedillo en distintos medios, también hubo respuesta de la presidenta de la República, quien recordó que el sexenio de ese priista traidor -como lo califican en su propio partido- se caracterizó por muchas medidas antidemocráticas: la primera, cuando al asumir el poder en 1994, desapareció de golpe la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para imponer nuevos ministros a modo, y para ello presentó al Congreso una propuesta de modificación de la Constitución y así quitar a los ministros de la Corte.
Ante la insistencia de Ernesto Zedillo de que en México “se destruye la democracia”, la primera mandataria consideró que el priista encabeza una “falsa defensa de la democracia”, porque en el neoliberalismo sólo se simuló la alternancia entre el PRI y el PAN, pero en realidad son lo mismo y se llaman Prian.
LOS NEXOS DE ZEDILLO CON CÁRTELES DE COLIMA Y DE JUÁREZ
En expedientes militares y de la extinta PGR, se vincula a este político priista que huyó del país con nexos con los cárteles de Colima y de Juárez. Se trata de documentos oficiales de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Procuraduría General de la República, donde se acusa que su primer círculo familiar (esposa, suegro y cuñados) se habría involucrado con los reyes de las metanfetaminas, los hermanos Amezcua Contreras, líderes de lo que fue el cártel de Colima y, por otra parte, que el entonces secretario particular de Zedillo, Liévano Sáenz, estuvo presuntamente conectado con el narcotraficante Amado Carrillo Fuentes.
En las carpetas de investigación también se asegura que hubo financiamiento del narcotráfico durante la breve campaña electoral priista de Ernesto Zedillo. El primer señalamiento se hizo tras pinchar los teléfonos de los integrantes del cártel de las metanfetaminas; mientras que el segundo, cuando la Sedena obtuvo el testimonio del narcotraficante y lavador de dinero Eduardo González Quirarte, integrante del grupo criminal que encabezaba el Señor de los Cielos, así como las declaraciones de un militar desertor. A pesar de que ambos casos estaban bien documentados, fueron desestimados por órdenes del expresidente mexicano.

En esos 3 expedientes oficiales se explica que el expresidente Ernesto Zedillo y su secretario particular Liévano Sáenz fueron investigados por las autoridades que estaban bajos sus mismas órdenes, lo que obviamente arrojó como resultado la impunidad total, porque ninguna carpeta judicial procedió y tampoco llegó a tribunales, en donde también el Poder Judicial estaba bajo control de la Presidencia de la República.
Un expediente de la Secretaría de la Defensa Nacional, elaborado en diciembre de 1995 por la V Región Militar y enviado directamente al entonces general secretario Enrique Cervantes Aguirre, sumado a otra indagatoria que realizó la PGR y que llega a las mismas conclusiones, y cuya carpeta de investigación se conoció como el ‘Caso LEO’, dan cuenta de los presuntos nexos de Zedillo y Liévano con cárteles del narcotráfico. Una tercera indagatoria, que se hizo entre 1996 y 1997, es sobre el cártel de los hermanos Amezcua Contreras.
Los tres archivos son claros en acusar presuntas relaciones estrechas entre los narcotraficantes y los familiares de Ernesto Zedillo (su esposa Nilda Patricia Velasco Núñez; su suegro Fernando Velasco Márquez, y sus cuñados, Fernando y Francisco Velasco Núñez), así como con uno de sus brazos derechos en la Presidencia, su poderoso secretario particular Liévano Sáenz, por lo que las indagatorias de las autoridades incluyeron hipótesis que ubicaban al entonces presidente de la República como beneficiario final o autor intelectual de los presuntos negocios ilícitos.
Otra de las características de estos tres expedientes es que ninguno de ellos se inició teniendo como línea principal u objetivo primario a Ernesto Zedillo o a sus operadores, sino que se llegó a éstos como parte de los hallazgos derivados de las propias estrategias investigativas y de las grabaciones que hicieron a integrantes de los cárteles de Colima y Juárez.

Cabe aclarar que tanto los investigadores militares como los de la PGR fueron acosados brutalmente y uno de ellos fue asesinado, Héctor Rodríguez Armendáriz, agente especial de la PGR, cuyo cuerpo fue encontrado en un basurero; otro acoso fue al general Jesús Gutiérrez Rebollo, quien era el zar antidrogas y terminó en prisión por haber grabado a la familia Zedillo en conversaciones con los Amezcua Contreras, y tiempo después falleció; también un extitular de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada (UEDO) terminó exiliado en España.
EL TESTIMONIO DEL SUBTENIENTE DESERTOR CORONA GARCÍA
En el expediente militar, la información se obtuvo de la conversación que sostuvieron Eduardo González Quirarte, integrante del Cártel de Juárez, liderado en aquellos años por Amado Carrillo Fuentes, con el subteniente desertor de la Fuerza Aérea Especialistas en Mantenimiento de Aviación, Francisco Corona García.
Fechado el 4 de diciembre de 1995, apenas un año después de que Zedillo asumiera la Presidencia, el archivo número 39872 de la V Región Militar, se basa en el testimonio Corona García, quien se enroló en el Cártel de Juárez y conoció a Amado Carrillo y a sus operadores.
Ese militar desertor reveló que González Quirarte, a quien se le atribuye haber sido el segundo en la estructura del cártel de Juárez, le dijo que su jefe Amado había financiado a Liévano Sáenz durante la campaña presidencial que llevó a Zedillo a la Presidencia de la República.

Para entonces, Sáenz –hoy abierto opositor al gobierno–, era el secretario particular del presidente Zedillo y acumulaba tanto poder, que se le consideraba el segundo al mando del país, algo así como un vicepresidente, a grado tal que en aquella época se consideraba que él pudo haber llegado a la Presidencia, como suplente de Luis Donaldo Colosio tras el magnicidio, y de quien fue jefe de información y propaganda durante su campaña, e incluso fue quien informó de su muerte tras el atentado en Lomas Taurinas.
Acerca del subteniente Corona García, el expediente indica que fue aprehendido por el delito de deserción “por el grupo de información de esta Región Militar, en esta plaza, el 3 de diciembre de 1995 y quien se encuentra relacionado con el Cártel de Juárez”.
El documento precisa que, entre otras cosas, el militar desertor confesó haber escuchado directamente a Amado Carrillo Fuentes comentarle a Eduardo González Quirarte: “compadre, ya mandé pedir el dinero para hacerle su regalito de Navidad al Lic. Liévano Sáenz [sic], para que nos vaya bien con Santa Claus”. Y se agrega que el regalo sería presuntamente una casa.
El subteniente Corona también dijo que había preguntado a González Quirarte “quién era el Lic. Liévano Sáenz [sic], porque no lo conocía, [y] éste le contestó que era el secretario particular del Sr. presidente de la República. También manifestó que en una plática que sostuvo con Eduardo González Quirarte en su domicilio, después del atentado que éste sufrió, le indicó que Amado Carrillo Fuentes llevaba buena amistad con el Lic. Liévano Sáenz, ya que Amado lo apoyó económicamente durante la campaña del candidato a la presidencia de Ernesto Zedillo.
“Incluso González Quirarte llevó personalmente unas camionetas para la citada campaña política de Zedillo, no especificando el número de vehículos.
El Independiente MX