Álvaro Aragón Ayala.
Conforme se acerca el proceso electoral que culminará en el 2027, y que arrancará en la primera semana de septiembre del 2026, con el empuje, a partir de marzo de las encuestas internas de Morena, el gobernador Rubén Rocha Moya reajusta el ejercicio de su política de comunicación social bajo el diagnóstico, nada errado, de que hay quienes le apuestan a su caída o bien a restarle credibilidad para que su voz/participación pierda fuerza en la hora clave de la designación de candidatos.
Adriana Margarita Ochoa del Toro no le sirvió al gobernador. Su contratación obedeció más a una concesión al empresario Jesús Vizcarra Calderón. Sin una agenda mediática efectiva, la ex coordinadora de Comunicación Social expuso al mandatario estatal al escarnio de medios estatales y nacionales; satanizó a varios periodistas, pero no definió acciones de contrainformación y contrapropaganda que pusieran a salvo a Rubén Rocha de las intrigas impresas y digitales.
Cayó, pues, el mito de la “estratega del chayote” que rodeó a Adriana Ochoa. Se derrumbó. Hoy, Cuauhtémoc Chacón Mendoza, coordinador de Comunicación Social del Gobierno de Sinaloa, asumió la encomienda de proteger la figura/imagen del mandatario, sobre quien, salvo pruebas en contrario, se desencadena una conspiración política, enlazada con algunos analistas y columnistas nacionales. La lectura de los últimos acontecimientos es que en el complot se incluye el “amarrar navajas” entre Rubén Rocha y dueños de medios de comunicación.
¿De dónde creen que salió entonces el falso rumor en el sentido de que “el gobierno de Sinaloa instruyó investigar” las empresas de Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca y del Grupo Elektra, a quien Quirino Ordaz Coppel, en función de gobernador del Estado, concesionó un estadio de fútbol y lo benefició con jugosos contratos de publicidad? Los servicios de inteligencia apuntan en dos vertientes: a un reciente “cónclave empresarial”, en el que participaron militantes del Partido del Dinero, celebrado en Mazatlán; y a personajes que triangulan en los medios locales y nacionales el azote periodístico contra la alcaldesa Estrella Palacios.
Aquellos que quieren a Rubén Rocha fuera del gobierno y de la toma de decisiones cumbres en el 2027 implementaron una estrategia que se sintetiza en 5 etapas:
Primera etapa: Consiste en el desarrollo de acciones para generar y promocionar un clima de malestar generalizado. Entre dichas acciones destacan la realización de “denuncias de corrupción y la promoción de intrigas” y la sobredimensión de sucesos violentos o trágicos para causar pánico colectivo.
Segunda etapa: La realización de intensas y permanentes campañas en defensa de la libertad de prensa y de los derechos humanos acompañadas de acusaciones de totalitarismo contra el gobernador. A estas se suma la narrativa orientada a hacer creer que mantiene fricciones con propietarios o concesionarios de medios de comunicación.
Tercera etapa: Esta fase se centra en la lucha activa por supuestas reivindicaciones políticas y sociales y en la promoción de manifestaciones y protestas violentas, amenazando con la toma de instituciones. En este marco se mueven colectivos de viudas de policías y de policías jubilados, un colectivo de campesinos, y la intentona de diputados que agitan a un grupúsculo de jubilados de la UAS para que intenten reventar el proceso de Reingeniería Integral y la construcción de un Fideicomiso Pro-jubilación. El propósito es provocar desorden.
Cuarta etapa: En este punto se destacan las operaciones de guerra psicológica y desestabilización con el propósito de crear un clima de “ingobernabilidad”. Aquí es donde sobresale la figura del gobernador del PRI de Durango, Esteban Villegas, quien recientemente lanzó un llamado a la población de aquel estado para que eviten, en la medida de lo posible, viajar a Mazatlán argumentando que está sumido en la violencia.
Toda la estructura del gobierno priista de Durango y su soporte mediático pagado en la Ciudad de México está enfocada en demonizar a Sinaloa, particularmente Mazatlán, y dibujarlo como si fuera una guarida de criminales.
Quinta etapa: La fase final tendría como propósito alimentar lo que se llama “el debilitamiento político” o forzar la renuncia del gobernador mediante la técnica de la criminalización mediática, la generación de escándalos callejeros para descontrolar las instituciones, descalificar la presencia militar y de elementos de la Guardia Nacional, señalando, entre otras cosas, que las fuerzas federales están matando civiles inocentes o que “los retenes están generando incomodidad en la ciudadanía, pues se colocan en lugares sin fundamento”, como lo planteó el diputado del MC, Sergio Torres Félix.
De frente a la conspiración y sin “compadres” en los medios de comunicación y ningún hilo conductor con ex gobernadores o políticos del PRI y del PAN, Cuauhtémoc Chacón Mendoza borda, con el apoyo ya de un equipo de primer nivel, el rescate de la imagen del gobernador Rubén Rocha y su proyección como estadista, como constructor del nuevo Sinaloa. Cuenta con las cartas credenciales para contrarrestar conspiraciones mediáticas y para orientar acercamientos con los comunicadores a los que criminalizó la ineficiente Adriana Ochoa del Toro.