Alvaro Aragón Ayala.
En el fragor de un futuro incierto, los partidos políticos estatales podrían desaparecer si con la reforma electoral en ciernes, una vez constituida, aumenta el porcentaje de votos para conservar el registro, desaparecen las diputaciones plurinominales y se cancelan los presupuestos estatales destinados al sostenimiento de estos partidos que no reciben financiamiento federal.
Si todo sale como lo proyectado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, existe la expectativa de que la iniciativa de reforma electoral sea presentada en el Congreso de la Unión en el primer periodo ordinario de 2026. Si se busca que las elecciones de 2027 se realicen bajo nuevas reglas, los cambios deberán promulgarse a más tardar en junio del próximo año.
La Constitución, en su artículo 105, establece que las leyes electorales, tanto federales como locales, deben publicarse al menos 90 días antes del arranque del proceso electoral correspondiente y que, durante el desarrollo de dicho proceso, no pueden realizarse modificaciones legales. El tiempo para discutir y aprobar la reforma de gran calado es reducido.
Hasta el momento, quienes participan en el debate mediático no han incluido el tema de los partidos políticos estatales que en algunos estados han tenido participación activa o simbólica , aunque algunos han sido señalados estar siendo financiados por el narcotráfico y otros sostenidos por los gobernadores o por clanes familiares que reparten o se quedan con las candidaturas pluris.
Pablo Gómez, a quien se colocó al frente del proyecto electoral, destacó dos planteamientos primordiales de la reforma: la eliminación de los diputados plurinominales y la reducción del financiamiento público a los partidos políticos. En la disminución de los subsidios federales sobresale precisamente la creación de mecanismos para impedir que los partidos, todos, reciban dinero del narco.
En la mayoría de los casos los partidos políticos estatales juegan un papel presencial, silencioso o de apoyo pactado, en los escenarios legislativos y políticos creados por los gobiernos locales. Después de las elecciones del 2024, no se sabe aún sí conservan su militancia. Resulta complejo describir sus “nuevos” diseños estructurales y su ruta política.
Bajo la ley electoral “vieja”, que se proyecta reformar, en el pasado proceso electoral desaparecieron 42 partidos políticos estatales que no alcanzaron el 3 por ciento de la votación mínima. De los 85 que existían antes de junio del año pasado, ahora hay 43 partidos estatales.
Existen dos tipos de partidos políticos locales o estatales, de acuerdo con los registros que tienen los institutos electorales estatales. Los que siempre han tenido sólo un registro exclusivo en su entidad federativa, como es el caso de 12 partidos vigentes en Aguascalientes, Baja California Sur, Coahuila, Durango, Morelos, Nayarit, Puebla, Sinaloa y Tlaxcala.
Y los cinco que alguna vez fueron partidos políticos con registro nacional, pero que al perderlo, lo conservaron a nivel estatal, aunque tres de cinco de ellos perdieron en la mayoría de las elecciones y sólo tienen presencia en menos de la mitad del país.
Por carecer de voz en el Poder Legislativo Federal, la suerte de los partidos estatales dependerá de los planteamientos y las negociaciones que se cocinan en las cúpulas legislativas y en los sótanos de Palacio Nacional. Incluso ya algunos afrontan problemas por la deserción masiva de su militancia hacia Morena y otros partidos.