Aunque el número de viviendas desocupadas ha aumentado, familias conservan la esperanza de regresar o venderlas en mejores condiciones
En el último año, la venta de casas nuevas en Culiacán, Sinaloa, se desplomó en 70 por ciento, derivado de la violencia desatada a raíz de que Ismael El Mayo Zambada fue entregado a autoridades de Estados Unidos el 25 de julio, pero de 2024.
“Desde el primer mes se notó el cambio. Las visitas a los desarrollos se desplomaron. La gente dejó de salir por miedo. Si no hay visitas, no hay ventas”, explicó Daniel Félix, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda en Sinaloa.
El panorama de la venta de inmuebles
El resultado ha sido demoledor, sólo siete de cada 10 operaciones de compraventa se cayeron:
“Es variable porque cada empresa tiene diferentes productos, pero si sacamos un número en general por los datos que tenemos en la cámara es alrededor del 70 por ciento la disminución en ventas de los desarrolladores”, agregó.
En un intento por paliar esta situación, los desarrolladores han optado por ofrecer bonos, descuentos y facilidades, pero la inseguridad sigue siendo un obstáculo más grande que cualquier estrategia de mercado. Además, los bancos han comenzado a contraer el otorgamiento de créditos hipotecarios en Culiacán, producto de la violencia.
“De 10 clientes, el 40 por ciento, es decir cuatro de cada 10 clientes, se está moviendo de la ciudad. Otros 10 se están deteniendo por la incertidumbre, es decir que, probablemente, sí tengan el capital o el crédito autorizado para adquirir una vivienda, pero se están esperando para no tener una mensualidad o el compromiso”, agregó Daniel Félix
Empleo incierto para trabajadores
En el rubro laboral, los desarrolladores han recortado personal administrativo, mientras que las constructoras han despedido cuadrillas completas de trabajadores de obra, como fierreros, albañiles y electricistas.
“El desarrollador planea y vende, pero quien contrata al personal de campo es el constructor. Y si no se construye, no hay trabajo para nadie”, señaló el empresario.
Esto se traduce en cientos de empleos perdidos, muchos de ellos en zonas vulnerables que dependían directamente de la obra privada. La parálisis también ha obligado a los empresarios del ramo a cambiar su enfoque. Aquellos que antes producían vivienda residencial, ahora buscan construir vivienda de interés social o más económica.
Pero incluso eso representa un reto, ya que el precio del suelo no ha bajado lo suficiente como para permitir esa transición de manera rentable.
Familias abandonan sus hogares
La guerra también ha dejado otro fenómeno preocupante: el desplazamiento forzado de familias enteras, muchas de ellas sin vínculos directos con la delincuencia, que han decidido irse por seguridad.
Como resultado, el número de viviendas desocupadas ha aumentado, aunque no todas están en abandono legal. En muchos casos, los dueños aún conservan la propiedad con la esperanza de regresar o vender en mejores condiciones.
Sin embargo, ese aumento de casas vacías está generando una sobreoferta que presiona los precios a la baja, deteriorando la plusvalía en varias colonias de la capital.
“Estamos en un mercado de compradores. Los que necesitan vender se ven obligados a bajar precios. Ya no es momento de especular”, afirmó Daniel Félix.
Otro síntoma grave es el éxodo de capital inmobiliario. Inversionistas que antes veían en Culiacán una ciudad de oportunidades, ahora están canalizando sus recursos hacia otros municipios menos violentos como Los Mochis, Guasave y Guamúchil.
Estas ciudades, particularmente Los Mochis considerada una de las más seguras del país, han registrado incluso un incremento en la demanda de vivienda nueva.
“Muchos inversionistas están retirando su dinero y apostando por lugares más tranquilos. Están dejando de ver a Culiacán como una ciudad confiable para invertir”, admite el empresario.
Por otro lado, la venta de vivienda usada durante el primer trimestre de 2025, en Culiacán mostró una marcada desaceleración, con una variación anual de apenas 5.4 por ciento, cifra inferior al promedio nacional del 8.2 por ciento, de acuerdo con el Índice de Precios de la Vivienda elaborado por la Sociedad Hipotecaria Federal.
En el mismo periodo, el estado de Sinaloa registró un crecimiento aún menor, de cinco por ciento, muy por debajo del 9.2 por ciento alcanzado en el primer semestre de 2024.
Mientras tanto, el sector inmobiliario en Culiacán sigue paralizado, esperando que la guerra interna en el Cártel de Sinaloa, que ha costado vidas y desplazamientos, también deje de devorar el presente económico de la ciudad.
Milenio