Aunque el ajo es conocido por sus propiedades terapéuticas y ampliamente utilizado en remedios caseros, un estudio realizado por la maestra en ciencias Sonia Leticia Ramírez Varela, egresada del programa de Maestría en Ciencias Biomédicas de la Facultad de Ciencias Químico-Biológicas de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), reveló que su consumo en concentraciones elevadas podría representar un riesgo toxicológico, especialmente durante el embarazo.
La investigación, titulada Evaluación toxicológica in silico, in vitro e in ovo de compuestos bioactivos de Allium sativum, abordó los posibles efectos adversos de compuestos organosulfurados presentes en el ajo crudo, como la alicina y el dialil disulfuro. Utilizando modelos computacionales (in silico), pruebas en glóbulos rojos humanos (in vitro) y embriones de gallina (in ovo), Ramírez Varela identificó que estos compuestos, en concentraciones mayores a 1 mg/mL, pueden causar hemólisis, ruptura de glóbulos rojos, así como malformaciones embrionarias.
Uno de los hallazgos más relevantes fue que consumir ajo crudo de forma excesiva, equivalente a más de siete dientes diarios durante un mes, podría provocar efectos teratogénicos, es decir, malformaciones en el feto. Esto plantea un llamado de atención para mujeres en proceso de gestación que recurren al ajo como alternativa natural sin considerar la dosis ni la forma de preparación.

Sin embargo, la investigación también arrojó una conclusión alentadora, al aplicar calor, como en la cocción del ajo, los compuestos tóxicos se degradan significativamente, reduciendo o eliminando su potencial daño. Por tanto, el riesgo disminuye si el ajo es consumido cocido, lo que contrasta con su uso en maceraciones o concentrados caseros que suelen utilizarlo en crudo.
Este trabajo se realizó con la participación de investigadores de la UAS como el doctor Ulises Osuna Martínez, adscrito a la FCQB y la doctora Geovanna Quiñonez Bastidas adscrita al Centro de Investigación y Docencia en Ciencias de la Salud (CIDOCS), así como del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV), el doctor Raül Arguello, y el doctor Gildardo Rivera Sánchez, del Centro de Biotecnología Genómica del Instituto Politécnico Nacional. El estudio propone establecer límites seguros para el uso medicinal del ajo y fomentar una cultura de consumo informado en torno a los remedios herbolarios.
“El ajo no es malo, pero como todo, depende de la dosis y la forma en que se consuma”, subrayó Sonia Leticia Ramírez Varela. Añadió que los resultados de esta evaluación pueden servir como base para regular su uso en suplementos o preparados naturales, especialmente en poblaciones vulnerables como mujeres embarazadas, donde su uso indiscriminado podría representar más riesgo que beneficio.